sábado, 11 de junio de 2016

Go - 1999


Director: Doug Liman


¿Hay algo más vergonzoso y patético que el "fútbol" de Bolivia? Sí: que la prensa se centre en el penal, o, más aún, escuchar al técnico boliviano gritar que su derrota fue un robo y un papelón mundial; hay que ser muy caradura, hay que ser muy inconsecuente y desvergonzado para reclamar por una merecida derrota: es lo que perdedores del alma merecen. El Chile-Bolivia fue realmente un partido horroroso, primero porque ver a Chile jugar tan mal frente a un equipo mediocre e indigno es increíble considerando que hace un año era el campeón de la Copa América, y segundo porque la gran estrategia de Bolivia era lanzarse al piso (incluso sin excusa alguna) y hacer tiempo, esperar por lo menos cuatro minutos hasta recuperarse milagrosamente de las lesiones que afectaban a los pobres jugadores. ¡Al final del primer tiempo el portero boliviano se demoró casi tres minutos en hacer un miserable saque de puerta! Y claro, el penal del final es dudoso y lo que quieran, pero es simple karma, el merecido e incontestable castigo a un equipo asquerosamente ruin y conformista que quedaba literalmente feliz y orgulloso (¡!) con este deslucido empate (que para Chile tenía sabor a derrota, porque algunos sí quieren lograr triunfos). ¿Cuál era el plan de Bolivia? ¿Empatar con Chile y luego qué, ganarle a Argentina (que ayer le ganó 5-0 a Panamá)? Bueno, si ese equipito sigue así entonces estará condenado a los últimos lugares y la derrota constante, y realmente espero que Argentina les meta la pelota en sus áridos y salados traseros. Lo peor es que si Chile sigue jugando de esta forma entonces no será mucho mejor que Bolivia, y eso es motivo suficiente para pegarse un tiro o lanzarse por un barranco o dejar que el mar te trague en sus irascibles aguas. Como sea, necesitaba sacarme esta diatriba del pecho; si me quedó muy odiosa... bueno, así es la vida. Y para mejorar los ánimos, qué mejor que comentar una película tan libre, desenfadada y entretenida como "Go".


En L.A., tres historias se entrelazan en torno a una transacción de drogas: una cajera de supermercado que juega a ser dealer; un cajero de supermercado que planea pasar una noche de desenfreno en Las Vegas; y un par de actores usados como peones por un sospechoso detective de policía.



Me pregunto cómo hubiera sido la carrera de Doug Liman si no hubiese dirigido la primera Bourne, punto de inflexión en su filmografía, toda vez que luego de ello se ha dedicado únicamente a blockbusters. Al inicio Doug Liman era bastante juvenil para sus cosas, premiado por MTV y todo eso, aunque esas películas no parecen tan malas (me refiero a "Swingers"). Estoy seguro que a Gregg Araki le habría encantado hacer esta "Go"; lástima que ese año andaba preocupado con esa impropia basura que fue "Splendor". De hecho acá aparecen varios actores que en su momento "brillaron" (no es que el cine del californiano sea aclamado o muy conocido) con Araki, a saber: Nathan Bexton y James Duval, entre otras caras más o menos reconocibles (pero con nombres poco recordables, jojo). También aparecen actores de "Clueless" y "Can't hardly wait", sin mencionar que Katie Holmes hacía lo suyo en "Dawson's Creek", y ya se pueden dar cuenta de cuál es el adn de "Go". La única actriz con un perfil algo más serio (en comparación al resto) es Sarah Polley, que como pueden ver en las capturas, me encanta por completo. Timothy Olyphant, que en ese entonces no era muy conocido (recién estaba empezando; hasta hace poco protagonizaba "Justified" y, unos años antes, actuaba en "Deadwood"), también deja una interesante interpretación, además de un muy buen peinado.
Para entrar en materia: "Go" es una película muy cool y muy alucinante, con mucha onda e irreverencia, con mucho estilo y actitud, y una atmósfera delirante e incontenible. Hay secuencias que son totalmente lisérgicas, para el recuerdo, incluso con lo ligeras y pueriles que son... ¡pero esa es la gracia! Narrado y dirigido con un particular sentido de la tensión, este dinámico relato a tres bandas se pasa en un suspiro y lo sumerge a uno en una hipnótica espiral de equivocaciones, excesos e ironías. Todo comienza con el segmento protagonizado por la bella Sarah Polley, una simple cajera de supermercado que, en ausencia del cajero que vende drogas, se decide a tomar su lugar y emprender un pequeño negocio que le permita pagar el alquiler; desgraciadamente, sus planes no irán tan bien como lo acordado y la pobre, más de una vez, se verá con el agua hasta el cuello. A mí me ha gustado más esta historia porque, quizás, concentra la mayor intensidad, pero también porque nos cuenta la historia más interesante y bien escrita, construida, equilibrando a la perfección la comicidad más alucinógena ("eeeehhhh, Macarena"; el gato telepático) con el peligro más latente y real, sumado a un toque "trágico" nada desdeñable. Luego vamos con el segmento del cajero que vende drogas pero que se ausenta para ir de viaje a Las Vegas, en donde, debido a su calentura y manos incontrolables, se verá en problemas con los iracundos dueños de un strip-tease. Esta historia tiene ritmo, unos diálogos brillantes y memorables, escenas sensacionales y un cáustico pero a la vez "ingenuo" sentido del humor, aunque como ven, su relato, si bien divertido y disfrutable a rabiar, no presenta la misma complejidad (en tanto narración como fondo) del anterior; si somos algo severos, no va más allá de una excéntrica historia para contar a los nietos. Ya al final veremos la historia de una pareja de actores, quienes por alguna razón están en el bolsillo de un policía que los utiliza para atrapar a traficantes de supermercado, aunque su día será mucho más complicado de lo que ya parece. La gracia de esta historia es el nexo que la emparenta con la primera, que como es la mejor, extiende algo de su interés a ésta; entre medio los actores aclararán cuentas con un amante, pero se nota que su historia está hecha para encajar con la primera más que por lógicas propias, aún así destaca por su curioso tratamiento de la ambigüedad sexual y moral y el tan mencionado tono sencillo y desprejuiciado. Finalmente hay un pequeño epílogo en el cual veremos la manera en que cada historia realmente concluye, y como podrán pensar, concluyen de lo más bien. Tripping is my business, and the business is good...
"Go" es un divertimento de tomo y lomo cuya fuerza y valor narrativo surgen de su increíble energía "juvenil" (los responsables tampoco es que estuvieran recién saliendo del colegio, vamos), sin grandes pretensiones cinematográficas salvo ser el hermano desordenado e inquieto de "Pulp Fiction". Insisto: crucen "Nowhere" y "The doom generation" de Gregg Araki con la obra maestra de Tarantino y... ¡cha-chán!: tenemos "Go". Yo les digo que la vean y la disfruten, lo pasarán bomba. ¿A qué esperan? Go, go, go, go, go...


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