sábado, 17 de junio de 2017

Make Way for Tomorrow - 1937


Director: Leo McCarey

Pensé que ya había comentado alguna película de Leo McCarey con anterioridad, por lo tanto "Duck Soup", con los hermanos Marx, la vi antes de comenzar el blog, es decir, "Make Way for Tomorrow" es el filme con que le damos la bienvenida. Era una deuda que tenía y que debía saldar, por supuesto.


"Make Way for Tomorrow" es una obra maestra, una película maravillosa. Hace mucho, mucho tiempo que la quería ver.
Primero, una curiosidad: la guionista se llama Viña Delmar... o sea, claramente es un seudónimo, pero qué seudónimo, ¿eh? Me pregunto si habrá visitado alguna vez Viña del Mar (es un dato que no aparece en Wikipedia u otros sitios). También escribió otro guión para McCarey, "The Awful Truth", del mismo año que ésta, que ganó un Oscar a Mejor Película.
Entrando en materia, "Make Way for Tomorrow" alberga tanta belleza  como desolación. Desolación, por un lado, debido al triste rumbo que toma la vida del matrimonio interpretado por unos magníficos Victor Moore y Beulah Bondi, dos abuelitos que pierden su casa a manos del banco y que luego, por si fuera poco, deben separarse, cada uno quedándose en la casa de un hijo distinto (ninguno puede recibirlos a los dos juntos), convirtiéndose poco menos que en una molestia para sus retoños y las familias de éstos. Pero el relato no sólo consiste en mostrar de frente, sin anestesia, el abismo que separa a los viejos de una sociedad que los sume en el olvido, en un estado de extrañeza y exilio, sino que también nos relata, con sencillez y transparencia, con nostalgia y humanidad, una historia de amor de más de cincuenta años, desde que estos dos abuelitos se conocieron hasta que... bueno, todos se quieren deshacer de ellos. Una historia de amor de profunda magnitud y sensible complejidad, llena de historias, de pesares, de gozos y satisfacciones; una historia de amor contenida en los ojos, los rostros, los gestos y los cuerpos de este matrimonio; una historia de amor que puede resistir todo tipo de obstáculos, todo tipo de injusticias, todo tipo de barreras: la distancia no los separará. Un momento especialmente sublime y elocuente (aunque la película completa sea magnífica, sobre todo las escenas en que Moore y Bondi están juntos) es cuando el viejo habla sobre un poeta que le gusta a su vieja y le pregunta si el libro también se lo llevó el banco y la vieja le responde "se llevaron el libro pero no me pueden quitar el poema".
Y así transcurre "Make Way for Tomorrow", que con su excelsa media hora final nos deleita con un ejemplo de cine, de gran cine, de verdadero y auténtico cine. Lo peor (excelente decisión narrativa, pero no por ello menos entristecedora) es que al final no sabemos qué sucederá con los viejos, si vivirán separados por el resto de sus días o si volverán a tomarse de la mano otra vez. Lo mejor es la certeza que carga el fotograma durante todo el metraje: estos dos viejos se aman.
Conmovedora y perfecta, "Make Way for Tomorrow" es de esas experiencias que enriquecen el alma y el espíritu. Una obra maestra intemporal.
Y para finalizar, una canción que se me ha venido a la mente (en este caso escuchémosla como un canto a la vejez y todo lo que ello conlleva):

Viejo mi querido viejo, de Piero

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