domingo, 20 de agosto de 2017

The Twilight Zone (1959) - Temporada 1 (VII)


Creador: Rod Serling

A pesar de que el episodio de "Game of Thrones" que acaban de dar abusó del deus ex machina (el primero se anunció con todo; el segundo fue... un poco rebuscado), debo decir que lo del dragón me dio bastante pena por más razones de las que podría explicar (ciertamente, más que solamente porque "ay, qué tiernos los dragones"). El final me recordó a "Yu-Gi-Oh" (manga-animé que se convirtió en juego de cartas y que solían transmitir los sábados y domingos en la mañana), específicamente al primer antagonista de Yugi, un arrogante sujeto cuyas cartas preferidas y más poderosas eran los tres dragones blancos de ojos azules, que combinados formaban al dragón blanco de ojos azules definitivo. Espero que el rey de la noche nunca sea capaz de sacarse esa jugada bajo la manga, porque dudo que alguien tenga un Exodia para combatirlo. Uh...

People Are Alike All Over


Director: Mitchell Leisen

Con episodios como "People Are Alike All Over" me da la sensación que Rod Serling, autor de la mayoría de los guiones de la primera temporada (autor del presente), se preocupa más de la moraleja final de la historia que de la historia misma, que pone mayor énfasis en la indiscutible claridad del enunciado sobre ética que en la verosimilitud y fortaleza del relato y sus componentes. Cierto es que también ha escrito otros guiones (o mejor dicho, historias) muy buenos, como "One for the Angels" o "Walking Distance", pero el presente episodio se acerca más a la moralina barata y nulidad narrativa de "Judgement Night" que al honesto humanismo y lirismo de los episodios elogiados.
Para ser breve, "People Are Alike All Over" comienza con dos astronautas observando el cohete en el que irán a Marte a investigar posibles indicios de vida. Uno está emocionado y otro tiene miedo, pero este detalle en realidad no importa. Tampoco se busca causar intriga con respecto a sí Marte estará habitado o no. No es un episodio sobre especulación espacial o viajes por el universo, tampoco uno que aborde temas filosóficos y existenciales. ¿De qué trata entonces? De un par de astronautas que llegan a un planeta desconocido pero habitado por seres que lucen como humanos y que aparentemente tienen una estructura y organización socio-política similar a la de gran parte de Occidente, pero que al fin y al cabo son igual de cabrones que los terrícolas. Supongo que vivir en Marte no los hace necesariamente más sabios, y pobre del que viva en otro planeta pensando que los habitantes de la Tierra (al menos los que la gobiernan con su mano destructora) guardan algún tipo de conocimiento filosófico sublime. Si alguien llega acá lo más probable es que le dé una sobredosis de decepción: aparte de la crueldad con que tratan a otros seres vivos, ¡guardan todo el conocimiento y la belleza alguna vez creada en polvorientos estantes olvidados en viejos y derruidos edificios!, y tantas cosas más...
En fin, lo peor es que el actor protagonista es un payaso y probablemente el peor actor de la temporada. Amigo, ¡abrir escandalosamente los ojos no te hace mejor actor!

Execution


Director: David Orrick McDearmon

Si es que me notan poco elaborado para comentar estos episodios es debido a que se me hizo tarde y tengo sueño.
"Execution" es el mejor episodio de hoy. Ciertamente el más curioso, incluso delirante. Primero nos presenta a un malhechor siendo colgado por el sheriff local. Para sorpresa de todos, el tipo desaparece justo antes de que su cuello haga *crack*, es decir, antes de que al condenado se le salgan los ojos de sus cuencas y se suelten sus esfínteres, cagando y meando los pantalones. ¿Dónde aparece? En una oficina de la ciudad de New York, ochenta años después. La moraleja de la historia es que la justicia es misteriosa y caprichosa y que puede tardar años en servirse, aunque lo que más me gustó es la manera en que este malhechor, un tipo deplorable y desagradable que mató a más de veinte personas a traición, se siente abrumado por el estilo de vida citadino: por los ruidos, las luces, las voces, los autos... No deja de ser gracioso que un sujeto temido y despreciado en el viejo oeste se transforme en un cachorrito asustado en la actualidad, y, peor, que se encuentre con gente más rastrera y ruin que él.
En definitiva, un episodio muy interesante, entretenido y recomendable.
¿Lo mejor? La escena en que el protagonista tiene un duelo con... ¡con la tele de un bar!

The Big Tall Wish


Director: Ronald Winston

"The Big Tall Wish" comienza siendo un episodio bastante bueno, con personajes amargos de miradas amargas y líneas amargas que son incapaces de iluminarse con las pequeñas cosas de la vida, como por ejemplo la ingenuidad de un niño o la amistad de la gente, pero por desgracia acaba siendo una historia que reduce la complejidad inicial de sus postulados a un tontorrón "si deseas las cosas con suficiente fuerza, se harán realidad". Una cosa es creer en milagros (o al menos no cerrarse a la posibilidad de que los milagros ocurran... entendiendo "milagro", dejando connotaciones divinas y/o religiosas de lado, como un hecho altamente improbable y favorable que de todas formas ocurre a pesar de tenerlo todo en contra) y otra cosa muy diferente es afirmar que nuestros deseos más profundos pueden hacerse realidad si es que lo deseamos con los ojos fuertemente cerrados. Esa filosofía de cuarta quizás pueda convencer y maravillar a un niño gringo enfermo de cáncer terminal que quiere ser Batman por un día y que ve su deseo cumplido gracias a las abultadas donaciones de millonarios y twitteros conmovidos por la campaña mediática destinada a tal fin que lo deseó con todo su ser día y noche, pero no convencerá a un perdedor amargado como yo. ¿Yo? Yo prefiero el milagro de "One for the Angels" (episodio comentado en la primera entrada dedicada a esta temporada).
Y, sólo para darles alguna noción argumental, "The Big Tall Wish" se trata de un boxeador fracasado que se alista para una pelea y que antes de partir es animado por un niño que vive en el mismo edificio que él. Al protagonista le va mal, el niño pide que gane, el tipo gana. Pero como no cree en milagros, el tiempo retrocede y, en vez de ganar, pierde, como estaba destinado a hacerlo. ¿Y la paradoja temporal?, ¿qué pasa con la línea de tiempo en donde el protagonista efectivamente ganó? No sé ustedes, pero a mí me da la impresión que, por más fuerte que lo deseemos, nunca sabremos tales respuestas...

A Nice Place  to Visit


Director: John Brahm

Episodio correcto que busca confirmar una de dos opciones: o (1) que no hay cosas aburridas, sino personas aburridas; o (2) que en la vida hay actividades y símbolos más valiosos que el juego, el dinero o la fama.
"A Nice Place to Visit" se trata de un tipo vulgar y mezquino que es abatido por la policía mientras roba una joyería y luego despierta acompañado de un simpaticón hombre vestido de blanco que se presenta como su "guía". Este guía es capaz de satisfacer todos sus deseos (¡no tiene ni que esforzarse ni desearlo  con todas sus fuerzas!), sean mujeres, dinero o lo que sea, así que, ni tonto ni perezoso, aprovecha de darse la gran vida post-muerte y embriagarse en sus vanidades. El problema es que luego de un tiempo de obtener todo lo que quiere como por arte de magia, el tipo se aburre de ganar cada partida de póker, de blackjack, de ruletas y tragamonedas; de tener multitud de mujeres dispuestas a complacerle en todo todito; de que todo sea tan fácil y predecible. El tipo perdió la emoción de vivir y al final se da cuenta que está condenado a vivir en este bucle de superfluidad. Claramente, un tipo aburrido. En cambio para mí sería un paraíso eterno: lo que es yo, le pediría al buen señor diablo un cine privado abastecido de todas las putas películas, series y documentales habidos y por haber; una biblioteca con todos los putos libros y cómics habidos y por haber; un salón dotado de (casi) toda la música habida y por haber; pinturas, fotografías, artes plásticas y visuales; y una piscina de 50 metros de largo que sólo sea usada por mí. Cómo cansarse de ello, cómo cansarse de descubrir y aprender y gozar cada día.
No sé si me incliné más por la primera opción o por la segunda. Lo que importa es que nos quedan ocho episodios para terminar esta primera temporada de "The Twilight Zone".

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